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“Es importante saber y conocer todas la bellezas, riquezas en si todo lo maravilloso y especial que conforma nuestro Municipio Unión; ya que ello nos ayudara para sentirnos orgullosos de vivir y conocer el Municipio. Por tal motivo me he inspirado para crear este blog”

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Costumbres y Tradiciones del Municipio.


Del mismo modo, el municipio unión era el pueblo, donde una persona preguntaba por un enfermo y le respondían esta aliviadito, cuando viniste, cuando te vas, entre otros más. Además, el padre de familia le examinaba las manos al pretendiente de su hija antes de arreglar el compromiso. La aspirante tenia que demostrar su condición de hombres de trabajo, “cualidad primordial”. Los  hombres se paraban en la madrugada para irse para el conuco y llegaban en la tarde y se dirigían al bolo o a jugar baraja y echarse el trago de cocuy.

            En lo que respecta, a sus caseríos que se iban formando pequeños con una o dos calles de tierras, con sus casas dispersas y separadas unas de otras y con techos bien altos.  Las casas eran de tolda, de bahareque muy poco ventiladas, unas de pura barrilla y los terrones puestos. Mientras que las casas coloniales, eran con un zaguanes el centro y dos habitaciones grandes a los lados del zaguán, los cuartos hacia atrás, a los lados la cocina y el comedor en la parte trasera y en el medio un gran patio para el jardín. A las casas y ranchos no les faltaba un pozo o un aljibe para el agua, otras casas eran de una sola pieza, que les servía de cocina, sala y para colgar sus chinchorros.

            En cuanto a la vestimenta, tenían su ropa de diario dos y tres enaguas con sus blusas, sus faldas de volados, campanas o de cuchillas, contaban con ropa dominguera. Sus cabellos sobre todo largo y se lo recogían con lazos del color del vestido. Usaban sus cholas para el diario y las chinelas, salir usaba zapatos. Para ir a misa se colocaban velos en la cabeza.

            Por otro lado, los hombres tenían su ropa para el trabajo y su dominguera, camisetas y pantalones corrientes, para los niños eran cortos se les llamaba calzones, sus calzados alpargatas y el que podía usaba zapatos cuando se les acababan las alpargatas. El corte del cabello para los hombres eran bastantes redondos y cortos, igual que el bigote, usaban garrote y una maruza de saco de hilo para llevar la comida para el trabajo. El sombrero era de cogollo con ala ancha y con el liquilique o ropa dominguera.

            En el mismo orden de ideas, las fiestas las hacían con conjunto de violín, que era tambora, cuatro, maracas y violín que se le llama música de viento. Estas fiestas duraban hasta tres días, en las bodas, cruce de aro, la echadura de agua, de bautizo y los cumpleaños; a veces era por ganas de bailar. Se hacían grandes comilonas y el primer plato era para el que echaba el agua y los padrinos.

            Aunado a esto, los hombres para sacar a las mujeres tenían que pedir permiso al padre, hermano, esposos o novios.  Para realizar el matrimonio, primero, era la petición de mano, después el cruce de aro y después la boda, a la mujer se la entregaban al novio luego de los tres días. Cuando se cumplía año o se tenía una enamorada el hombre reunía a sus más allegados que supieran tocar y cantar y a media noche le llegaban a las familias con los serenateros; los cuales cantaban tres canciones, a algunos no les salía la muchacha, pero a otros los padres no les permitían salir.

            También se solían celebrar, el día de los santos, desde el día antes con salves y se hacia en la noche un rosario, brindaban chicha, comida y bebían cocuy hasta el amanecer. Cuando moría algún niño lo vestía como un ángel, con sus alas, se le colocaban muchas flores de colores y le cantaba el conjunto de salveros. A las personas grandes se les velaba y había el rezandero que se encargaba de los rezos desde el velorio hasta el cementerio. Y al otro día empezaban los rezos hasta los nueve días que era la última noche, esto era hasta el amanecer; brindaban café, chocolate, cigarros y hasta comida.

            Había la costumbre del compadraje y aún en estos días se mantiene. El pueblo Bucaralense vivía de muchas desavenencias, en cuanto a esto, siempre se ha mantenido la costumbre de “tomar justicia por sus propias manos”, a veces se acaban dos o más familias por problemas sin mayor importancia, aunque no falta quien agite para que esto suceda y también hay gente buena que interviene para que esto no siga y no llegue a graves consecuencias.

            Entre los enamorados se acostumbraba picar el ojo, un toquecito sin querer, las serenatas que demostraban de quien se estaba enamorando. Las famosas cartas, donde se decían distintas y variadas palabras hermosas y románticas, que no se las podían decir de frente o para que no los vieran, ya que se tenía un gran respeto a los mayores.

            En resumidas cuentas, habían muchas supersticiones, creencias y sobrenaturales, no le daban las agujas, ni los ajíes en la mano a nadie, porque después eran enemigos. Si se quiebra un espejo iba a pasar una desgracia. A los muertos había que quitarles los botones de su ropa y si tenían plancha. Los adultos se colgaban un macuto que contenía varias especies, oro, plata, imán, para alejar la mala suerte. A los niños se les colocaba una tira roja, anillo o pulsera de oro con la peonía y otras cosas para alejarlos del maldiojo.

            Es importante destacar que había hierbateros, adivinos, los que echan las cartas, los brujos que hacían brujería unos para bien y otros para mal.  Es preciso nombrar, ciertas tradiciones como las peleas de gallo, los bolos, la baraja, el dominó, las carreras de cintas, el palo encebado, los velorios a la Cruz de Mayo, la Quema de Judas, Las Turas, El Coleo, las metras, el trompo, la perinola, el Gurrufio, la yoyo, el papagayo. 

            En pocas palabras, sus comidas criollas están: las caraotas, quinchoncho, fríjol, suero, queso, natilla, mantequilla, leche, arepas peladas, sopa de gallina, sopa de res, sopa de marrano, chicharrones de marranos, carne mechada, verduras como el cambur, topocho, titíoros, guineos, manzanos, yuca, auyama, ñame, ocumo, cachapas, entre otros. Sus dulces criollos se encuentran: el de leche, de coco, apio, batata, lechosa, suspiros, pan dulce, pan de horno, pan de leche, mancarrones, paledonias. Sus bebidas criollas: chicha de maíz, de arroz, mazamorra de maíz y de jojoto, guarapo de caña, guarapo de papelón con limón, cocuy que era elaborado en los famosos alambiques clandestinos.

            Profundizando un poco, con respecto a nuestras leyendas se encuentra La Llorona: esta es una leyenda de principios del Siglo XX. Narra la historia de la silueta de una mujer vestida de blanco que deambulaba por los sectores despoblados como los cementerios y llanos a altas horas de la noche. Se cuenta que ella estaba en búsqueda de su hijo perdido, por ello vociferaba alaridos y llanto, causando miedo entre la gente que los escuchaba. La llorona rondaba por las calles durante los días de Cuaresma, antes del inicio de la Semana Santa, para sembrar pavor a la población

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